En general, para los biólogos y quienes amamos la naturaleza la palabra -extinción- engloba un conjunto de sensaciones que nos sume en un profundo estado de catarsis mezclado de una extraña nostalgia. Las extinciones son el punto y final de un continium que se inició hace 3.800 millones de años, y son al mismo tiempo, principio y fin, el fin de un linaje y el principio de nuevas oportunidades para otros grupos menos protagonistas.
La extinción como tal no estaba contemplada como un fenómeno real y posible en los naturalistas del S.XVIII (y eso que ya habían "experimentado" con elDodo), de hecho cuando Georges Cuvier la describió en el S.XIX resultó incoherente, Dios no podía permitir la fractura de la scala naturae, en consecuencia, y a pesar de que los muchos grupos extintos que ya estaban descritos por Sir Richard Owen (como los dinosaurios y la megafauna pleistocénica), el concepto de pérdida irrevocable al que está sujeta la extinción aún no gozaba de calado en un mundo que aún no estaba completamente cartografiado y explorado.
El paradigma de las extinciones modernas reside sin duda en la figura del dodo, extinguido en el S.XVIII parece él solo indicar un punto de inflexión entre las relaciones del hombre y su entorno. Su desaparición fue en un principio achacada a una especie de idiotez congénita que supuestamente padecían estas aves, razón única por la cual en aquella época se pensaba que un animal puede dejar de existir. De hechoSir Thomas Herbert, el introductor de la palabra“dodo”, dedicó alanimal en 1627 un dramático epitafio:
Tienen un semblante melancólico, como si fueran sensibles a la injusticia de la naturaleza al modelar un cuerpo tan macizo destinado a ser dirigido por alascomplementarias ciertamente incapaces de levantarlo del suelo.