Durante mucho tiempo África colmaba toda la atención de la paleo-antropología, es de hecho el escenario incuestionable en los orígenes del género Homo y en particular del Homo sapiens. Desde que la hipótesis Out of Africa se vio respaldada por las evidencias genéticas y paleontológicas, Asia pareció quedarse en un segundo plano, el multirregionalismo estaba "herido de muerte", y toda aquella visión una humanidad actual con diferentes orígenes se derrumbaba a medida que quedaba demostrado que nuestra especie (Homo sapiens) había poblado todo el planeta en sucesivas salidas migratorias desde el continente Africano.
La genética sugiere que los primeros seres humanos se dispersaron desde África hace unos 70.000 años, colonizando rápidamente el sudeste de Asia y Australia, poco después y en torno a hace 40.000 años, se produciría una segunda oleada de la que en teoría descendería la gran parte de los linajes hoy reconocibles de Asiáticos y Europeos (típicos). Pero Asía aún guardaba algunos secretos, Out of Africa planteaba una sucesión imparable de humanos anatomicamente modernos barriendo del mapa a los Neandertales en Europa y Oriente medio, y a los Homo erectus en Asia.
Sin embargo las sorpresas no han dejado de llegar, primero nos sorprendimos cuando en la Isla de Flores descubrimos que una especie humana diferente a la nuestra convivió con nosotros hasta hace apenas 12.000 años , más tarde el equipo de
Svante Päabo descubrió lo que hasta ahora sigue siendo un "homínido desconocido", el hombre de Denisova, que guarda relación genética (por hibridación) con el linaje de los
Homo sapiens que derivaron en los actuales pobladores de Australasia.
Pues bien, para liarlo todo aun más y meter más actores desconocidos en toda esta amalgama, el re-descubrimiento de unos fragmentos humanos encontrados en 1979 en la cueva de China de Longlin y otros restos de 1989 de la cueva de Maludonguna han puesto de manifiesto, en una reciente investigación publicada en PLoS ONE, la posibilidad de un nuevo linaje humano desconocido. Dicho estudio revela que los rasgos faciales y craneales de los individuos encontrados en ambas cuevas poseían una mezcla de rasgos primitivos bastante inusuales para su antiguedad, estimada de entre 14.300 y 11.500 años de edad.
Según afirma el propio autor "los humanos de la Cueva de Maludong representan una línea evolutiva nueva. En primer lugar, sus cráneos son anatómicamente únicos. Se ven muy diferente a la variabilidad que presentan los humanos modernos, ya sean estos actuales o en África hace 150.000 años ". "En segundo lugar, el hecho mismo de que características arcaicas se mantuvieran en una población humana hasta hace apenas 11.000 años atrás, cuando se sabe que los humanos anatomicamente modernos ya vivían en la zona al mismo tiempo durante miles de años, sugiere que pudieron haber estado aislados de ellos.