¿Leones y guepardos en Norteamérica?

Después de la extinción de la megafauna en Norte América algunos pretenden “recuperarla”.
Recientemente y con gran sorpresa me entero de ciertas iniciativas que pretenden montar un parque de la edad de hielo en América, parece que la autora de tan monumental despropósito es una reconocida ecóloga estadounidense llamada Connie Barlow.
Como ya sabemos la megafauna se extinguió del planeta hace 13.000 años y según parece en norte América esta extinción afecto a un número importante de especies de la que destacan el Camello gigante, León de las cavernas y el Oso de cara corta entre otros.
Los argumentos esgrimidos a favor son:

· La extinción de la megafauna americana coincide con la llegada del hombre, por lo que si el hombre fue el responsable es su deber moral rehacer lo perdido
· Un parque del pleistoceno sería como ver el verdadero paisaje de Norteamérica.
· Bueno para el turismo, entre otras razones…


Para Barlow las especies a recuperar serian el guepardo americano, al camello americano, al león americano de las planicies, al mastodonte y al mamut americanos utilizando no ingeniería genética sino trayendo sus equivalentes del viejo mundo, es decir a camellos elefantes, leones, caballos, y guepardos.
Sinceramente, no me imagino a un elefante indio junto a un león africano corriendo tras un caballo mustango en Kansas, pero bueno así está la cosa.
Más información aquí.

Un fosil...

Hace ya algunos años un buen amiguete y yo recorrimos la sierra subbética en la provincia de Córdoba, no recuerdo bien donde comenzamos pero sí que recuerdo que llegamos a un pueblecito que se llama Zueros.
La excursión estuvo llena de pequeñas sorpresas y muy buenos ratos, avistamos Buitres leonados, una pareja de Águilas reales, un pequeño reducto de bosque de Acer monpesulanus que por ser otoño tenían un color ocre casi poético.
Pero lo que más llamo mi atención fue un claro donde los fósiles salían literalmente a patadas, creo que eran básicamente Amonites, Nautiloideos, y algunas estructuras que me hicieron pensar en corales fosilizados, de todos hubo uno que andaba suelto y entendí que ese iba a ser el recuerdo material de aquella jornada inolvidable. Como no soy un entendido en estos temas lo dejo por aquí creo que es un Nautiloideo pero desde luego hasta ahí puedo llegar. Por cierto olvidé poenrle una referencia de tamaño, puedo decir que cabe en la mano.

El anís de Darwin


El título del blog lo dice “es el mejor, la ciencia lo dijo y yo no miento”, es evidente que algunos incautos pensarán… ¡vaya tipo más egocéntrico!.


Sin embargo he creído oportuno aclarar este punto, ya que el anonimato no debe ser excusa para tan altas pretensiones y aunque haya quedado suficientemente aclarado con la última frase “ el anís claro” supongo que mucha gente que pueda pasar por aquí desconoce la historia:


Sí alguien nos preguntase así de pronto ¿Dígame una marca de Anís? Es probable que si nos encontramos en España no titubeemos mucho y con una alta probabilidad respondamos “el anís del mono”, a aparte de ser una de las marcas más reconocidas por su bouquet los hogares españoles les debe mucho a esa botella en épocas navideñas, no solo por las excelencias que provoca su consumo sino porque una cuchara y la botella medio vacía ha sido y es uno de los mejores instrumentos musicales España ha generado en este último siglo y medio. Pero… ¡alto aquí!, ¿qué tiene esto que ver con un blog de ciencias?, en realidad no mucho salvo por un pequeño detalle de esa botella que muchos hemos pasado por alto.


La fundación de esta empresa fue a finales del siglo XIX en Barcelona, tan solo a algo más de una década de la publicación de el origen de las especies de Charles Darwin, sus fundadores estaban ya al corriente de esta novedosa teoría mucho más controvertida en aquellos años que ahora. De hecho se dice que uno de los fundadores era un ferviente simpatizante de la teoría y suponiendo el alto grado de evolución de su fórmula diseñaron una etiqueta que hacía honor a Darwin y a su teoría, el mono es una representación alegórica de Darwin que sostiene la célebre frase de; " es el mejor la ciencia lo dijo y yo no miento" .

¿Qué son las hojas del Rusco si es que son hojas?


Recientemente me he encontrado inmerso en un debate en uno de los blogs "amiguetes" de aquí al lado, el tema, el de casi siempre: que si la evolución es un cuento..., que si no hay pruebas..., que si todo esto es ir en contra de las sagradas escrituras etc, etc.

Ya que el post iba sobre diseño, pensé en el diseño de una de esas plantas que casi todo el mundo conoce pero que suele pasar desapercibida incluso estando presentes en jardines y en fiestas navideñas.

La planta en cuestión es el Ruscus aculeatus, el género Ruscus es una planta ampliamente difundida por el mediterráneo e incluye a 6 especies que están emparentados con las esparragueras que nos son mucho más familiares, en España se da y con una amplia distribución la especie antes mencionada.


Hasta aquí todo normal pero el rusco o ruscus a pesar de que tiene “hojas” estas no lo son ya que las verdaderas están atrofiadas y son casi imperceptibles, ni siquiera realizan la fotosíntesis, es decir no tiene hojas a pesar de que lo que se ve en la foto parecen hojas. Las "hojas" ( que no lo son ) del Rusco se denomina filoclados. De hecho sus flores y frutos surgen no del tallo como sería de esperar sino del centro del “envés” del filoclado.


Por lo que en el acalorado debate recordé esta característica ( gracias también a un profesor de Botánica) y pensé..., vaya "peasso" de ejemplo de como tan elegantemente se explica un diseño diferente por la evolución. Obviamente esta planta perdió sus hojas para luego rehacerlas pero desde otra estructura ( el tallo), las preguntas que realice y que sin duda no llegaron a ser contestadas fueron:


Primero; ¿por qué cree que el ruscus carece de hojas verdaderas?


Segundo; ¿por qué razón tiene “hojas” que no lo son?


Las perdió en algún momento de su evolución, estas adaptaciones son muy comunes en la naturaleza muchas plantas del género Cytisus o Euphorbia apenas tienen hojas y si pensamos en los cactus estos carecen de hojas por completo aunque al menos, estos si han guardado o mantenido una reminiscencia de sus redimidas hojas (sus púas). El Rusco no, probablemente las perdió tal como las muestra actualmente, es decir conspicuas e imperceptibles.

Sin embargo la situación cambió y fue preciso recuperar lo perdido, a veces uno tira cosas y no sabe cuando las va a necesitar y lo importantes o decisivas que pueden llegar a ser. Tal vez el clima se volvió más húmedo, tal vez aumentó la competencia por la luz, en cualquier caso el rusco inició un camino que le hizo recuperar lo que perdió a partir de expansiones del tallo, algo chapucero eso sí, pero elegante.

Natura non facit saltum

Es curioso como la mayoría de la gente cuando piensa en evolución piensa en un estricto proceso de cambio lento e inexorable cuyo fin último es la perfección, de hecho es excesivamente común la frase “este animal es más evolucionado que este otro”, solo porque el primero tenga pelos en lugar de plumas. Quizás esta percepción se deba aún a una reminiscencia de los inicios de la Teoría y a la relación que tuvo Darwin con Charles Lyell y a la cuadriculada sociedad Victoriana en la Inglaterra del SXIX.
Los Principios de geología de Lyell, debieron ser el equivalente a el origen de las especies pero en Geología, de hecho rompe con la vieja idea de una Tierra joven y modelada a base de catástrofes repentinas (catastrofismo), esta obra propone el sustrato ideal en el que Darwin versará su Teoría, pues si no es en el marco de una tierra “vieja” cuyo modelado ha sido lento y parsimonioso, difícilmente habría podido sustentarse ningún concepto de cambio. Sin embargo Darwin tomo en extremo el paralelismo entre el gradualismo de Lyell y su revolucionario concepto de cambio (o como él lo definió “transmutación”) y consideró que el proceso evolutivo debió ser lento y gradual.
Sin embargo y según parece, lo que son saltos..., si que da!.